
Adrián Ravier: “Una Argentina barata es una Argentina pobre”
El economista celebró la baja del riesgo país, el superávit fiscal y la recomposición de reservas. Pidió reducir impuestos, flexibilizar el mercado laboral y avanzar con privatizaciones.
A un año y medio del inicio de la actual gestión nacional, Adrián Ravier, economista liberal y director académico de Fundación Faro, trazó un balance “en gran medida optimista” sobre el rumbo económico del país. En declaraciones a Radio Con Vos Patagonia, Ravier calificó de “muy exitoso” el programa de estabilización llevado adelante por el Gobierno, aunque advirtió que aún “falta muchísimo” en materia de reformas estructurales para reducir el denominado “costo argentino”.
Uno de los principales logros, según su análisis, fue la fuerte reducción del riesgo país: “Pasó de 3.000 a 600-700 puntos básicos. Es una mejora sustancial en la percepción de riesgo sobre Argentina”. Además, valoró la corrección de los desequilibrios heredados en el plano fiscal, monetario y cambiario. “El equilibrio fiscal o superávit se logra todos los meses. Y ese superávit permite cancelar deuda en pesos, comprando dólares sin necesidad de emitir”, explicó.
En ese contexto, subrayó también la recomposición del balance del Banco Central. “Hoy casi no hay pasivos remunerados, que antes triplicaban la base monetaria. Se acumularon reservas y el FMI está en el activo del Banco Central. Eso permite capitalizarlo y tener una moneda sana, algo clave para la estabilización”, sostuvo.
A pesar del tono positivo, Ravier fue enfático al señalar que aún resta transitar el tramo más complejo del camino: “Falta muchísimo en materia de reformas estructurales. Empezando por la baja de impuestos”. A su juicio, el presidente ha sido claro al afirmar que “cada peso del superávit se destinará a bajar impuestos, no a aumentar el gasto público”.
“Hay que bajar impuestos, la burocracia, la corrupción y aplicar flexibilidad laboral. Si el Congreso acompaña, a partir de octubre podría avanzar en esa dirección”, proyectó. Para el economista, estas medidas son claves para mejorar la competitividad y atraer inversiones, sin recurrir a devaluaciones, a las que calificó como “un artificio de muy corto plazo que nos empobrece”.
“La idea de que una devaluación mejora la competitividad es uno de los mitos más grandes de la teoría económica. Una Argentina barata es una Argentina pobre”, sentenció.
Rutas en mal estado y privatizaciones
Consultado sobre el deterioro de la infraestructura vial, un reclamo que intensificó el Gobierno de Río Negro, Ravier fue categórico: “No se puede culpar a este gobierno por el estado de las rutas. Es producto de décadas de desidia y de un Estado quebrado”. Su propuesta: privatizar o concesionar 9.000 kilómetros de rutas. “Con peajes se puede mantener e incluso construir autovías”, afirmó.
Ravier reconoció que la apertura económica representa un desafío, sobre todo para sectores afectados por altos costos internos y competencia externa, como el turismo o la fruticultura. No obstante, destacó a otros como “motores clave de divisas”: la energía (Vaca Muerta), la minería (litio) y el campo.
Según el economista, a diferencia de los años '90, la Argentina actual tiene capacidad de generar dólares genuinos. “Hoy podemos mantener el dólar en niveles de 1.200 pesos sin cepo ni intervención, gracias a la producción del campo, la energía y la minería. Las reservas brutas superan los 40.000 millones de dólares”, indicó.
También destacó que el aumento de las importaciones, como parte del proceso de normalización, ayuda a contener la inflación. “Los productos importados llegan con precios internacionales, lo que genera competencia y presión a la baja en los precios internos”, explicó.
El frente externo: guerra e incertidumbre
En cuanto al contexto internacional, Ravier llamó a la cautela frente al avance de conflictos bélicos globales. “Nunca es una buena noticia. Aunque Argentina puede beneficiarse marginalmente por los precios de los commodities, el efecto mayor es negativo por el impacto sobre economías centrales”, advirtió.
“La guerra golpea la confianza global, los inversores buscan refugio y eso afecta a los países emergentes como el nuestro”, explicó. Aunque vislumbró que, en el mediano y largo plazo, Argentina podría capitalizar su lejanía de los focos de conflicto y su producción de bienes estratégicos, admitió que el corto plazo será desafiante. “Falta mucho por hacer, pero estamos en una mejor posición para lograrlo”, concluyó.