La ciudad Escuchar artículo

La caída de la secta rusa en Bariloche: trata sexual, narcotráfico y un intento de nacionalización a través de un bebé

La investigación judicial reveló que el líder del grupo, prófugo por delitos sexuales en Rusia, intentaba obtener la nacionalidad argentina a través de un hijo recién nacido.

La caída de la secta rusa en Bariloche: trata sexual, narcotráfico y un intento de nacionalización a través de un bebé

La investigación judicial reveló que el líder del grupo, prófugo por delitos sexuales en Rusia, intentaba obtener la nacionalidad argentina a través de un hijo recién nacido.

En uno de los casos más graves y complejos de los últimos años en la Patagonia, la Justicia Federal de San Carlos de Bariloche imputó a 21 personas de nacionalidad rusa por integrar una organización criminal transnacional, acusada de delitos de trata de personas con fines de explotación sexual, reducción a la servidumbre, falsificación de documentos y narcotráfico. El caso quedó al descubierto tras una denuncia médica en un hospital local que alertó sobre una joven rusa embarazada en estado de sometimiento.

El fiscal Fernando Arrigo, a cargo de la Sede Fiscal, lideró la acusación junto a los auxiliares fiscales Gustavo Revora y Tomás Labal, en una causa que dejó al descubierto una compleja red que operaba bajo la fachada de un espacio espiritual y de práctica de yoga.

El núcleo de la investigación: una víctima y un bebé

La víctima principal del caso es una joven rusa de 22 años, captada en Moscú y trasladada a la Argentina por la organización. El 21 de marzo, la mujer dio a luz por cesárea en el Hospital Zonal. Según los fiscales, su embarazo fue utilizado como parte de un plan para inscribir al recién nacido con el apellido de Konstantin Rudnev, líder de la organización, prófugo de la justicia montenegrina, con el objetivo de que este pudiera obtener la nacionalidad argentina y luego solicitar la residencia en Brasil, país donde la red planeaba asentarse.

En 2013 Rudnev fue condenado en Rusia a 11 años de prisión por abuso sexual, aunque solo estuvo siete años en la cárcel,  y tiene un pedido de captura internacional emitido por la República de Montenegro. Había ingresado a la Argentina en octubre del año pasado y fue arrestado en Bariloche mientras intentaba huir.

Durante su detención, intentó cortarse el cuello con una hoja de afeitar escondida en su billetera, pero fue reducido por los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).

Actualmente, se encuentra alojado en la Unidad 6 del Servicio Penitenciario Federal en Rawson, mientras que otras tres mujeres están detenidas en el penal de Villa Devoto y el resto de las personas imputadas permanecen en distintas dependencias policiales de Bariloche o en libertad con restricciones.

El operativo y las detenciones

La investigación se activó el 17 de marzo, cuando personal médico del hospital detectó comportamientos sospechosos en dos mujeres que acompañaban a la embarazada. Se negaban a dejarla hablar y eran ellas quienes intentaban imponer el apellido del líder de la secta en la partida de nacimiento del bebé.

Tras la denuncia, la fiscalía ordenó allanamientos en diversas propiedades alquiladas por la organización, donde se encontraron colchones en el piso, ropa erótica, pelucas, documentos falsos, botellones rotulados, alimentos bajo llave y vajilla personalizada, elementos que confirmaron un régimen de control coercitivo.

También se hallaron hongos presuntamente alucinógenos, actualmente bajo peritaje. En paralelo, se secuestraron pastillas con clorhidrato de cocaína, transportadas por dos de las imputadas desde Bariloche a Buenos Aires, lo que derivó en nuevas imputaciones por tráfico de estupefacientes.

La detención masiva ocurrió cuando los implicados intentaban fugarse del país. Habían comprado pasajes en la misma agencia de turismo, con itinerario hacia San Pablo (Brasil), vía Buenos Aires. Siete fueron arrestados en el aeropuerto de Bariloche y seis en el Aeroparque Jorge Newbery.

El “modus operandi”: yoga, aislamiento y obediencia

De acuerdo a las pericias sobre teléfonos celulares, audios, videos y mensajes de texto, la organización operaba con un esquema de control total sobre sus integrantes, a quienes sometía a castigos como ayunos obligatorios y regulaba desde las raciones de comida hasta las compras personales. Las víctimas eran convencidas de pertenecer a un grupo espiritual superior, alejado del "mundo mundano".

“La captación fue espiritual y psicológica. Les hacían creer que eran parte de algo trascendente. Pero en lugar de brindar refugio, la secta impuso una estructura de control coercitivo, limitando la libertad ambulatoria y la comunicación con el exterior”, explicó el fiscal Arrigo.

Tráfico de identidades y falsedad ideológica

Además de la causa por trata, la fiscalía imputó a una de las mujeres por falsedad ideológica en grado de tentativa, ya que intentó modificar con lapicera la partida de nacimiento del bebé para inscribirlo como hijo del líder, a fin de facilitar su acceso a la ciudadanía argentina.

Según explicó el fiscal, la Ley 23.509 permite solicitar la naturalización si se tiene un hijo argentino nativo, sin necesidad de cumplir los dos años de residencia. La organización habría intentado utilizar este recurso en su plan de asentamiento en América del Sur.

La investigación reveló que el líder de la organización fundó una secta en Rusia durante la década del ‘90, lo que abre nuevas líneas de trabajo internacional para determinar si operó en otros países bajo la misma modalidad.

Los fiscales destacaron que este caso expone la complejidad y el alcance internacional de las redes de trata de personas, que muchas veces se ocultan detrás de discursos espirituales o terapéuticos.

Volver arriba