
Analía Woloszczuk dejó la Defensoría del Pueblo y pidió una elección más transparente y técnica
Al cerrar su mandato, Analía Woloszczuk propuso reformar el proceso de selección del Defensor del Pueblo y despartidizar el rol para fortalecer el control del poder institucional.
Al término de su mandato como Defensora del Pueblo de Bariloche, Analía Woloszczuk ofreció un balance de su gestión y planteó la necesidad de implementar reformas institucionales para fortalecer la independencia del cargo y garantizar un funcionamiento más técnico, transparente y comprometido con la ciudadanía. “Este es un organismo de control del poder, y eso debe quedar claro desde el primer momento”, afirmó.
Durante cuatro años, Woloszczuk estuvo al frente de una institución que, según remarcó, tiene el objetivo de ejercer presión sobre los poderes públicos en defensa de los derechos individuales y colectivos. En diálogo con Radio Con Vos Patagonia, describió con claridad los desafíos que enfrentó y las lecciones institucionales que, a su entender, deberían orientar el futuro del organismo.
“La Defensoría tiene que ejercer un control institucional que inevitablemente puede tocar intereses. Eso explica, en parte, por qué algunos actores buscan asociarla con la polémica o el ruido. Pero eso no depende de quién la encabece, sino de su propia razón de ser”, sostuvo Woloszczuk.
Con esa definición como punto de partida, consideró que es necesario despolitizar el proceso de designación del Defensor del Pueblo. “Lo primero que propondría para fortalecer el rol es mejorar el sistema de elección. Se podría pensar en un mecanismo mixto que incluya un examen, como ocurre con la Defensoría del Pueblo de la Nación. Una persona con esta responsabilidad no puede llegar sin conocimientos previos sobre el funcionamiento de las instituciones”, advirtió.
En ese sentido, Woloszczuk insistió en que el perfil del cargo debe basarse en la preparación técnica y la trayectoria cívica, más que en la afinidad partidaria. “Se necesita alguien con presencia en las organizaciones, con formación democrática, y que no responda a una autoridad política. El defensor no puede tener una línea partidaria porque eso lo condiciona. Hay que comprometerse públicamente a suspender la afiliación política durante el ejercicio del rol”, propuso.
En sus declaraciones, Woloszczuk hizo hincapié en el modo en que las disputas políticas afectan la credibilidad de la institución: “Este no puede ser un cargo de disputa, no puede ser un botín político. El foco debe estar puesto en cómo garantizamos que la Defensoría sea una herramienta real de presión democrática, con legitimidad y compromiso”.
Asimismo, planteó que las discusiones alrededor del nombramiento del Defensor del Pueblo no deberían ocultar el fondo del asunto: “Lo que está en juego es la posibilidad de marcarle al poder ejecutivo lo que está haciendo mal. Eso requiere respaldo institucional y autonomía real. Mejorar la Defensoría es mejorar la calidad institucional de la comunidad”.
Woloszczuk destacó que durante su gestión se adoptó un modelo de trabajo austero pero eficiente. “Pensamos una Defensoría con los recursos que el Concejo Municipal nos asigna. Sin personal político, sin deudas. El edificio está en condiciones, el equipo de planta continúa en su lugar y la atención al público sigue en Quaglia 740”, detalló.
El organismo, según explicó, participó activamente en distintos espacios institucionales: “Nos integramos a los consejos locales previstos por ordenanza, pero también a otros donde no está previsto que participe la Defensoría. Lo hicimos llevando reclamos que nos acercaba la ciudadanía, construyendo diálogo desde una mirada técnica e independiente”.
Entre los temas trabajados, mencionó el acceso al transporte público, la planificación urbana y el cuidado del medioambiente, la prevención de la violencia institucional y social, y la participación en audiencias públicas: “Cuando una autoridad convoca una audiencia pública, no puede hacer como si nada. Si no considera lo que se planteó, tiene que justificar por qué. De lo contrario, su decisión puede ser anulada”.
Respecto al cierre de su gestión, lamentó que no se haya podido concretar una transición ordenada con quien resulte electo. “Nosotros invitamos a todos los candidatos que se habían postulado a la audiencia pública. No todos asistieron. Después también cursamos invitaciones para coordinar el traspaso. Algunos contestaron, otros no. Mi idea era entregar la institución en forma ordenada, con transparencia”, aseguró.
De todos modos, sostuvo que el funcionamiento cotidiano del organismo está garantizado: “La Defensoría sigue funcionando como parte del Estado municipal. Las trabajadoras de planta están allí, son personas con muchos años de experiencia y compromiso”.
Woloszczuk explicó que, desde su perspectiva, el rol de Defensor del Pueblo exige una dedicación exclusiva. “Es un trabajo de todos los días. No me detuvieron ni la falta de recursos económicos ni la falta de personal, pero esta función no se puede hacer sin equipo, sin planificación, ni sin una mirada política”.
Y concluyó con una advertencia sobre la importancia del cargo: “Necesitamos entender que si hay una gestión del Intendente que tiene cuestiones para mejorar, el defensor del pueblo se tiene que sentar a problematizar con él cuando hay algo que no está haciendo correctamente pero con una mirada política y de marcarle los errores”.
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