
Remo adaptado en Bariloche: 10 años de inclusión en el Club de Regatas
Desde hace más de una década, el Club de Regatas Bariloche es escenario de una actividad tan silenciosa como poderosa: el remo adaptado. Una propuesta de inclusión real que, lejos de quedarse en el discurso, se sostiene con trabajo constante, compromiso institucional y el marco inigualable del lago Nahuel Huapi como testigo.
Guillermo Solís, referente del Club, contó en Radio Con Vos Patagonia cómo se lleva adelante este proyecto conjunto con la Subsecretaría de Deportes del Municipio. “El convenio tiene más de diez años. Nosotros ofrecemos las instalaciones del club, y desde la Municipalidad coordinan el acceso y los turnos con personas con discapacidad motriz, sensorial e intelectual. Vienen una vez por semana, en turnos organizados, y rema cada uno con un profesor capacitado que los acompaña dentro del bote. También hay una lancha de apoyo cerca, por seguridad”, explicó.
La actividad está pensada al detalle. El ingreso al agua depende de las condiciones climáticas, y todas las personas —alumnos, profesores y el conductor de la lancha— ingresan con chaleco salvavidas. Las clases incluyen un tramo de remo en el lago y otro en el gimnasio del club, utilizando los "remontes", unas máquinas especiales para entrenar la técnica. “Todo dura más o menos una hora, con mucho cuidado y evaluación personalizada”, comentó Solís.
Hoy, unas 14 o 15 personas participan activamente del programa, y hay lista de espera. La inscripción se realiza exclusivamente a través de la Subsecretaría de Deportes municipal, y según Solís, el interés crece año tras año. “La mayoría de quienes están ya reman muy bien. Muchos participan desde hace tiempo y no faltan nunca. Eso habla de lo que les genera esta actividad”, dijo.
El equipo técnico está formado por dos profesores, Débora y Matías, formados específicamente para trabajar en el agua con personas con discapacidad, y Johnny Estuque, conductor náutico, que está a cargo de la seguridad en lancha. “Siempre tenemos dos embarcaciones disponibles en el agua. Es una condición indispensable para que se pueda remar”, aclaró.
Las edades de quienes participan son variadas, desde los 12 o 13 años hasta adultos de más de 50. Algunos reman, otros timonean, y todos encuentran en el lago una forma de libertad. “A veces, si alguien no está en condiciones de remar, va de timonel y uno de nosotros rema. Lo importante es que puedan vivir la experiencia, estar en el agua, disfrutar del entorno”, explicó Guillermo, que también rema con ellos y conoce de cerca la energía que se genera en cada salida.
El proyecto no se detiene. Existen vínculos con otras localidades como San Martín de los Andes, donde comienzan a armar sus propios programas de remo adaptado. “Nos han pedido consejos, están arrancando con un profesor muy experimentado. Ojalá podamos hacer un intercambio entre clubes en algún momento”, comentó.
Más allá de lo adaptado, el remo crece en Bariloche. Joaquín Iwan, actual capitán del Club de Regatas —y figura destacada del remo nacional—, coordina la parte técnica y deportiva. La institución también impulsa escuelas para adultos y niños, y el año pasado desarrolló actividades con escuelas primarias públicas, invitando a chicos de quinto a séptimo grado a probar el deporte.
“La verdad es que hay mucho movimiento, mucho entusiasmo. También han venido grupos del CAINA y de programas de adultos mayores de la Municipalidad. El club se está abriendo cada vez más a la comunidad. Y remar en Bariloche, bueno… es un privilegio. Lo dice cualquiera que viene de afuera: este lugar es soñado para practicar este deporte”, concluyó Solís.
Mientras el viento permita y el lago lo abrace, el remo seguirá siendo una herramienta de inclusión, salud y comunidad. Sin alardes, pero con fuerza. Como cada brazada.
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