La ciudad Escuchar artículo

Plan urbano en el cerro Catedral: geóloga advierte por peligros de colapso y “desastre social”

Por qué un eventual desarrollo inmobiliario en las laderas del cerro Catedral podría ser una catástrofe anunciada. El riesgo geológico en la voz de la especialista Silvia Uber.

Plan urbano en el cerro Catedral: geóloga advierte por peligros de colapso y “desastre social”

Por qué un eventual desarrollo inmobiliario en las laderas del cerro Catedral podría ser una catástrofe anunciada. El riesgo geológico en la voz de la especialista Silvia Uber.

Silvia Uber, licenciada en Ciencias Geológicas, habló recientemente ante el Concejo Municipal desde la Banca del Vecino. Dejó una carta con referencias a informes científicos, ordenanzas vigentes y conceptos técnicos respecto a un posible desarrollo urbanístico del cerro Catedral. “Que quede constancia de que alguien alguna vez lo avisó”, dijo acerca de los riesgos que expuso. “No se puede tocar la montaña”, agregó. 

La especialista explicó ante los concejales y luego amplió en diálogo con Radio Con Vos Patagonia es tan concreto como alarmante: el faldeo del cerro Catedral, donde se proyecta un nuevo desarrollo urbano conocido como PDDUACC (Plan de Desarrollo del Destino Urbanístico Ambiental Cerro Catedral), presenta riesgos geológicos incompatibles con la urbanización.

Así lo establece el Estudio Geocientífico Aplicado al Ordenamiento Territorial de San Carlos de Bariloche, ya incorporado como ordenanza municipal (1640-CM-06). El informe clasifica a la “Unidad de Gestión 8”, que abarca el área proyectada para urbanizar, como “inaceptable para la urbanización alta o media”. El motivo: sistemas geológicos de alta entropía estructural y elevada energía potencial gravitatoria, lo que en términos llanos significa que el terreno podría colapsar ante un sismo, una lluvia intensa o incluso ante el paso reiterado de maquinaria pesada.

“No es que no haya información. El riesgo geológico es conocido”, dice Uber. En total, el plan de urbanización contempla viviendas para casi 14.000 personas. A ellas se sumarían turistas, trabajadores temporarios, infraestructura vial, servicios, y más presión sobre un ecosistema que ya sostiene a duras penas su equilibrio.

“El cerro tiene un desnivel de más de un kilómetro entre la cima y la base —explicó Uber—. La pendiente es muy empinada. Y está sostenida, en parte, por la vegetación. Si deforestás, desestabilizás. Si intervenís con construcciones o movimientos de suelo, generás riesgo. Es como sacar una mandarina de un cajón: se cae todo.

El fenómeno al que se refiere se llama erosión retrocedente, y podría llegar hasta las cumbres. En zonas con depósitos glaciarios y rocas fracturadas por los cambios térmicos, siempre hay material suelto. Y ese material, con un simple disparador, puede convertirse en avalancha.

Las velocidades que se estiman en caso de un desprendimiento van de 200 a 400 km por hora, dependiendo del sector del cerro afectado. “Estamos hablando de fenómenos de altísima energía”, advirtió la geóloga. “No es ciencia ficción”.

La tormenta perfecta sí existe

En el desarrollo de sus argumentos, Uber se apoyó en un principio básico de cualquier ingeniería estructural: siempre se calculan las condiciones extremas. El viento más fuerte, la carga de nieve más pesada, el sismo más intenso. Y en ese marco, plantea: “También hay que pensar en la peor combinación posible: un año de lluvias intensas, con deforestación, con un sismo, con maquinaria circulando por caminos mal trazados. La tormenta perfecta sí existe. Y más en zonas de montaña.

Un detalle que refuerza su argumento es la presencia de una falla geológica activa, conocida como Catedral-López, sensible a los movimientos sísmicos originados en Chile. Desde que vive en la zona, hace unos ocho años, Uber dice haber sentido tres sismos que hicieron vibrar su departamento en la zona de la playa de estacionamiento de tierra. En uno de ellos, “se fisuraron vidrios y se desalinearon puertas” de otros departamentos.

Pero no todo temblor viene de la Tierra: también se generan microsismos por el paso de maquinaria pesada, que vibran sobre zonas con suelos no consolidados. Eso ocurre, por ejemplo, en el reservorio donde se proyecta otro desarrollo: “132 mil metros cúbicos de agua contenidos en un suelo extremadamente vulnerable. Y quieren poner casitas alrededor”, lamentó Uber.

La científica insistió en que los ecosistemas no son buenos ni malos, lindos o feos. Obedecen leyes bio-geo-físico-químicas, sistemas complejos con capacidad de autoorganización, que pueden entrar en crisis cuando se los fuerza más allá de su resiliencia. “Los desastres no son naturales”, sentencia y continúa “Son sociales. Se provocan por la falta de prevención, planificación y acción humana”.

El ejemplo del cerro Otto es revelador: gracias al trabajo del vulcanólogo Gustavo Villarosa, se prohibió construir por encima de la cota 900. Hoy, Uber pide que se apliquen los mismos criterios para el cerro Catedral. “La diferencia es que en este caso el peligro ya está documentado y clasificado como elevado. Entonces, desde la Ley General del Ambiente (25.675), lo que corresponde es aplicar el principio precautorio: si el daño es irreversible o grave, hay que actuar incluso ante la duda. Y en este caso, ni siquiera hay duda”.

La geóloga propuso una alternativa concreta: reorientar la expansión urbana hacia el Este de la ciudad, entre el Ñireco y la ruta de Circunvalación, como sugiere el Plan de Ordenamiento Territorial Bariloche 2030. Es un modelo que privilegia zonas más estables, accesibles y con menor impacto ambiental. 

“Hay mucho para hablar. Muchísimo”, dice Uber. Pero también sabe que su rol no es hacer política, sino ciencia. Por eso dejó su carta en mesa de entradas del Concejo Municipal. Para que nadie diga, el día que ocurra una tragedia, que no fue advertido.

*La entrevista completa:

Volver arriba