Vendió su casa, no dijo que tenía goteras y fue condenada a pagar las reparaciones
Una pareja se mudó a su nueva casa y, tras la primera lluvia, descubrieron filtraciones y goteras que no habían sido informadas.
Un juzgado civil de Bariloche condenó a la vendedora de una vivienda por no informar los problemas de humedad y filtraciones existentes antes de la compraventa. La propiedad fue presentada como recién remodelada y en perfecto estado, pero las lluvias posteriores a la mudanza de los nuevos propietarios expusieron defectos estructurales que impedían su habitabilidad.
Una pareja compró la vivienda con entusiasmo, apurada por el vencimiento del contrato de alquiler de su anterior hogar. En las visitas previas, la casa se presentaba impecable; recién pintada, con instalaciones aparentemente nuevas y lista para ser habitada. Sin embargo, el día de la mudanza, una intensa lluvia expuso graves problemas estructurales: goteras en el techo, filtraciones en las paredes y agua por el interior de la casa.
En un intento por resolver la situación, los compradores se dirigieron a la inmobiliaria que gestionó la venta y se contactaron con la vendedora. Aunque inicialmente se enviaron operarios para atender las filtraciones, las reparaciones resultaron superficiales y los problemas persistieron.
Posteriormente, un informe técnico elaborado por una arquitecta identificó fallas graves en la construcción, como la falta de impermeabilización en el techo y el uso de materiales inadecuados en una ampliación. Además, se concluyó que las filtraciones y humedades eran anteriores a la venta y no eran detectables sin conocimientos técnicos.
Ante la falta de respuesta efectiva, los propietarios tuvieron que afrontar reparaciones por su cuenta para poder habitar la vivienda en condiciones normales.
Fundamentos del fallo
El juez consideró probado que los daños en la construcción eran preexistentes y que no se informó sobre ellos antes de la venta. Esto configuró una omisión relevante por parte de la vendedora, quien era responsable de garantizar que la propiedad estuviera en condiciones habitables al momento de la operación.
La resolución se basó en múltiples pruebas presentadas por los compradores, incluyendo fotografías, testimonios y peritajes técnicos. Uno de los puntos clave fue el informe de una arquitecta, quien determinó que la vivienda había sido pintada poco antes de ser vendida, lo que habría ocultado temporalmente las evidencias de filtraciones.
Además, se escucharon testimonios de albañiles y otras personas involucradas, quienes confirmaron que las reparaciones realizadas tras la compra eran necesarias para resolver los problemas de humedad y filtraciones.
La resolución judicial ordenó una indemnización económica para cubrir las reparaciones necesarias y reconoció el impacto emocional sufrido por los compradores debido a las condiciones inhabitables del inmueble.
*Imagen ilustrativa