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Julia resiste el desalojo de la casa que construyó su padre: “No termino de entender lo que me han hecho”

El caso movilizó a vecinos y amigos que se acercaron a la pequeña casita en Onelli al 1750. Dijo que fue traicionada por quien consideraba su mejor amiga.

Julia resiste el desalojo de la casa que construyó su padre: “No termino de entender lo que me han hecho”

El caso movilizó a vecinos y amigos que se acercaron a la pequeña casita en Onelli al 1750. Dijo que fue traicionada por quien consideraba su mejor amiga.

Julia pasó la noche en vela a la espera de la llegada de los oficiales de la Justicia y los agentes de la Policía. El desenlace parecía inevitable y sus vecinos lo sabían. Desde las primeras horas de la mañana del jueves, se reunieron frente a la casa para frenar una acción que derivó de una causa que incluyó denuncias por una supuesta estafa y el reclamo por una propiedad que habría sido cedida hace 30 años. 

Bien temprano llegó una noticia que trajo algo de alivio a la familia Chávez. Un fallo de la Cámara de Apelaciones hizo lugar a una queja y suspendió el desalojo hasta que se resuelva la última apelación presentada. 

Un tacho en medio del patio sirve para quemar algunas ramas y unos trozos de madera. El frío también dijo presente y los vecinos se turnan para calentar sus manos y volver a aplaudir al compás del reclamo de una solución que permita que la histórica familia, asentada desde 1936 en la zona, mantenga la posesión de su lote.

Julia luce cansada, pero se mantiene de pie y recibe a cada uno de los manifestantes. Un cartel hecho a mano anuncia el inicio de una lucha común por la causa e incluso denuncia a los presuntos estafadores. “Tengo una mezcla de sensaciones, angustia, dolor”, le confiesa a Radio Con Vos Patagonia.

Los vecinos dieron muestra de su apoyo a los Chávez. Foto Marcelo Martínez

La mujer aseguró no entender lo que sucedió, pero en primero lugar agradeció el apoyo de sus vecinos y anunció: “vamos a seguir peleando”. En tan solo algunas semanas cumplirá 75 años, los mismos que lleva viviendo en el lugar del que podría ser desalojada si se confirma la sentencia inicial.

“Mi padre fue uno de los fundadores de la salita Las Quintas, cuando todavía era de madera”, recordó y es que ella, hasta cuarto grado, y sus hijos asistieron a la escuela del barrio. También se reconoció como parte de la comunidad Santo Cristo “desde siempre, somos muy creyentes”.

“Que me dejen acá, si esto es mío por derecho”, dice en medio de los relatos que ubican a su familia como una de las pioneras de un lugar que, en otras épocas, proveía de algunas frutas y verduras al resto de la ciudad. El tiempo pasó, y las tres manzanas que tenían los Chávez para producción fueron vendidas para distintos propósitos. Ese proceso exigió una regularización dominial que llegó hasta hace algunos años atrás, cuando los hijos de Julia fueron avisados de que el lote en el que se encontraban ya tenía dueños.  

La familia Chávez se llegó a Las Quintas en 1936. Foto Marcelo Martínez

Julia insiste en que fue engañada. “Me traicionaron porque ella decía ser mi mejor amiga”, acusa sobre el accionar del matrimonio Petroff-Ernalz, quienes habrían actuado de mala fe. Según contó, fueron ellos quienes le solicitaron un terreno para instalar un comercio para la venta de piedra laja y ladrillos. “Como necesitaban una habilitación comercial, me llevaron a una escribanía, me hicieron firmar un papel y nunca me dieron copia”, afirmó. 

Los pasos judiciales fueron dados y la cuestión de fondo ya fue resuelta. El tiempo que se ganó con la suspensión del desalojo podría servir para una resolución pacífica, aunque a favor de los denunciantes. “Vamos a ver que hace la ley ahora”, dice antes de volver a los brazos de sus vecinos, quienes le demostraron su cariño con su presencia. Mientras tanto, Julia tiene mucho para pensar junto a sus hijos. Es que mientras se resuelve el futuro de su hogar tiene que seguir adelante: “sigo trabajando a pesar de que tengo una jubilación mínima”, menciona antes de la despedida.

El pedido fue unánime: que los Chávez permanezcan en el lote ubicado en Onelli al 1700. Foto Marcelo Martínez

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