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Humedales devastados y más avistajes: el avance silencioso del jabalí en el oeste de Bariloche

Investigadores del CONICET alertan por el avance del jabalí en humedales de Llao Llao. Afecta el suelo, favorece especies invasoras y podría poner en riesgo a las personas.

Humedales devastados y más avistajes: el avance silencioso del jabalí en el oeste de Bariloche

Investigadores del CONICET alertan por el avance del jabalí en humedales de Llao Llao. Afecta el suelo, favorece especies invasoras y podría poner en riesgo a las personas.

La postal del oeste de Bariloche empieza a tener una sombra inesperada. Desde hace al menos tres años, los científicos vienen registrando la presencia sostenida de jabalíes en los humedales de la zona de Llao Llao, un fenómeno que crece en paralelo a los avistajes por parte de turistas y vecinos. Pero más allá de la sorpresa o el temor ocasional, los especialistas advierten que el impacto de esta especie invasora en los ecosistemas es devastador y podría tener consecuencias irreversibles.

“Somos un grupo que trabaja hace dos años en cinco humedales de la zona de Llao Llao. Desde 2022 comenzamos a detectar la presencia de jabalíes y el efecto que tienen es llamativo y devastador”, aseguró el investigador del CONICET Fabián Jara en diálogo con Radio Con Vos Patagonia. “Remueven toda la vegetación, generan pisoteo, huecos, y alteran completamente el suelo”, detalló.

Según Jara, estos animales —introducidos desde Europa y sin grandes depredadores naturales— están avanzando sobre sectores donde nunca antes se los había visto. “Antes del 2020 no había presencia en esa zona. Yo visité algunos de esos humedales en 2008 y 2006, y estaban muy prístinos. Ahora el suelo está totalmente removido”, lamentó.

El investigador explicó que los jabalíes suelen atacar los humedales durante su fase seca —entre enero y mayo— y que se alimentan de tubérculos. Además, usan el barro para revolcarse y desparasitarse, lo que agrava el deterioro del ecosistema. “Se mueven en grupos de 8 a 12 individuos, y en humedales de poca extensión, el daño es casi total”, remarcó.

Más que un problema ambiental

Pero el impacto no es sólo ecológico. En las últimas semanas, varios grupos de turistas aseguraron haber avistado manadas cerca del Circuito Chico, incluso en zonas donde funcionan cervecerías y senderos muy transitados. “No tenemos constancia de ataques, pero el peligro está. Una hembra con crías puede ser muy agresiva y los machos tienen colmillos que los hacen mucho más peligrosos, advirtió Jara.

Según el investigador, la pandemia también contribuyó a la expansión del jabalí en la zona. “Durante el aislamiento, los animales aprovecharon la falta de movimiento humano para explorar nuevas rutas. Eso facilitó su dispersión hacia zonas que antes no frecuentaban”, analizó.

El problema, además, se multiplica por su interacción con otras especies exóticas. Jara contó que una tesista del equipo estudia cómo la actividad del jabalí favorece la expansión de plantas invasoras, desplazando a la flora nativa y alterando la química del agua. “Podrían verse afectadas muchas especies locales de anfibios, insectos acuáticos y organismos que dependen de esos ambientes prístinos”, explicó.

Y fue más allá: “Los jabalíes alteran el banco de semillas que queda en el suelo seco del humedal y también afectan los huevos de algunos organismos que esperan las lluvias para eclosionar. Al remover el suelo, esos huevos podrían quedar enterrados y perder su viabilidad”.

Pese a la gravedad del panorama, las respuestas institucionales no parecen estar a la altura. “Hicimos denuncias a Parques Nacionales y al Parque de Áreas Protegidas del municipio en 2023, pero no hubo un plan de manejo claro”, sostuvo el investigador. 

Sobre el control poblacional del jabalí, Jara admitió que existe una fuerte discusión ética. “Hay que debatir cómo se hace, de qué forma se lleva a cabo. Pero lo que está claro es que hoy la especie ya está generando una destrucción concreta de los ecosistemas nativos”, concluyó.

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