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Alimentación y prevención: pilares para una vida saludable en la lucha contra el cáncer

La Dra. Luciana Bussio subrayó la importancia de los estudios preventivos, el diagnóstico temprano de cáncer y cómo la alimentación influye en la calidad de vida y la salud hormonal.

Alimentación y prevención: pilares para una vida saludable en la lucha contra el cáncer

La Dra. Luciana Bussio subrayó la importancia de los estudios preventivos, el diagnóstico temprano de cáncer y cómo la alimentación influye en la calidad de vida y la salud hormonal.

La doctora Luciana Bussio (MN 162454-MP 9006), reconocida ginecóloga de la Fundación Intecnus, conversó en una entrevista con Radio Con Vos Patagonia acerca de los análisis preventivos para las principales enfermedades, la incidencia del cáncer y la influencia que tiene la alimentación en el desarrollo de una vida saludable. Durante la charla, Bussio subrayó la importancia de los controles periódicos, el autoconocimiento del cuerpo y la detección temprana como herramientas esenciales para mejorar los resultados de los tratamientos y evitar intervenciones invasivas.

"Los controles periódicos favorecen que se detecten algunas lesiones en estadios bien precoces, a veces previniendo que se desarrollen patologías oncológicas", señaló Bussio. La detección temprana, explicó, no solo incrementa las posibilidades de cura, sino que permite que los tratamientos sean mucho menos invasivos. "El diagnóstico precoz reduce las comorbilidades, o sea, los efectos adversos que pueden surgir en el intento de curación", puntualizó.

La especialista destacó la relevancia de la educación en salud, especialmente entre las mujeres jóvenes y adolescentes. En sus primeras consultas, suele explicarles cómo hacerse la autopalpación de mamas, un paso vital para identificar cambios en el cuerpo que podrían ser indicadores tempranos de alguna enfermedad. "Lo importante es autoconocerse", afirmó. "Si no sé cuál es mi normalidad, es muy difícil que pueda detectar precozmente un bultito, por ejemplo, en la mama o en cualquier otra parte del cuerpo".

Aunque las mujeres deben realizar un control ginecológico anual, que incluye un examen físico completo, Bussio insiste en la necesidad de realizarse chequeos interanuales en casa. En el caso específico de la autopalpación de mamas, sugirió hacerla alejada del período menstrual, ya que durante la menstruación la densidad mamaria puede dificultar la detección de anomalías.

La mamografía y la ecografía mamaria

Uno de los estudios clave en la prevención del cáncer de mama es la mamografía, que se realiza junto con la ecografía mamaria en un "doblete", como lo definió Bussio. "Solemos indicarlas a partir de los 40 años, una vez al año, salvo que la paciente tenga algún factor de riesgo o antecedentes familiares de cáncer", detalló.

Para quienes temen someterse a estos estudios por miedo al dolor, la ginecóloga aclaró que, gracias a los avances tecnológicos, las mamografías son mucho menos incómodas de lo que eran en el pasado. "En Intecnus, contamos con equipos de última generación que causan muy poca molestia y brindan imágenes de altísima calidad", afirmó. Gracias a la precisión de estos aparatos, los médicos pueden observar detalles diminutos que permiten identificar lesiones de manera más temprana y menos invasiva. "Si tenemos una buena resolución, podemos ver hasta microcalcificaciones o características específicas de alguna lesión, lo que nos ayuda a determinar si es necesario realizar una biopsia o continuar con controles periódicos", explicó.

Bussio recalcó que el diagnóstico temprano del cáncer de mama ha aumentado en los últimos años, no necesariamente porque haya más casos, sino porque las técnicas de búsqueda que han mejorado significativamente. "Hoy en día podemos diagnosticar lesiones muy pequeñas, como carcinomas in situ, que son completamente curables", subrayó. "Esto se debe a que tenemos herramientas mucho más sofisticadas para detectar el cáncer en etapas iniciales".

Los aliados en la prevención del cáncer de cuello uterino

Otro punto crucial en la entrevista fue la importancia del Papanicolaou (PAP) y la colposcopía en la prevención del cáncer de cuello uterino. Estos estudios, explicó Bussio, se recomiendan a partir de los 25 años o dos años después de haber iniciado relaciones sexuales. "También podemos hacer un test de HPV (virus del papiloma humano) a partir de los 30 años, que nos permite detectar infecciones asociadas al desarrollo de lesiones oncológicas", agregó.

El cáncer de cuello uterino está estrechamente vinculado con el HPV, un virus extremadamente común entre la población sexualmente activa. Sin embargo, Bussio aclaró que tener HPV no significa necesariamente que se desarrollará cáncer. "La mayoría de las personas que contraen el virus lo eliminan naturalmente", explicó. "Lo importante es realizar controles periódicos para detectar si el virus persiste, ya que en esos casos aumenta el riesgo de que se desarrollen lesiones oncológicas".

En cuanto a la vacunación contra el HPV, Bussio destacó su importancia para reducir el riesgo de lesiones precancerosas. "Las vacunas incluidas en el calendario de vacunación obligatoria están diseñadas para prevenir los tipos de HPV de alto riesgo, aquellos que si no se tratan pueden evolucionar a cáncer", indicó.

La densitometría y los estudios hormonales

A medida que las mujeres envejecen, los controles ginecológicos deben adaptarse a las necesidades cambiantes del cuerpo. Bussio recomendó realizar una densitometría ósea a partir de los 65 años o cinco años después de la menopausia, para descartar osteoporosis o lesiones previas como la osteopenia. "Es un estudio importante porque la pérdida de masa ósea puede pasar desapercibida hasta que es demasiado tarde", advirtió.

Además, Bussio sugirió que, dependiendo del caso, se puede solicitar un perfil hormonal o estudios específicos relacionados con la reserva ovárica, sobre todo si la paciente está considerando postergar la maternidad o tiene problemas de fertilidad. "Siempre es útil pedir un laboratorio anual, que incluya marcadores de infecciones de transmisión sexual, ya que a veces los ginecólogos somos el único contacto médico que la paciente tiene en todo el año", destacó.

Estrategias menos invasivas

En cuanto a los avances en el tratamiento del cáncer de mama, Bussio resaltó que hoy se busca siempre la opción menos invasiva. "Ya no es común realizar mastectomías completas, salvo en casos específicos", aclaró. En lugar de ello, se opta por cirugías más conservadoras que reducen las secuelas postoperatorias. "Antes se solían extirpar todos los ganglios linfáticos de la axila, lo que provocaba linfedema, una acumulación de líquido que limita el movimiento del brazo. Hoy, eso se evita a menos que sea estrictamente necesario".

Este enfoque menos invasivo no solo mejora la calidad de vida de las pacientes, sino que también reduce las complicaciones a largo plazo. "La idea es ir de menos a más, comenzando por tratamientos conservadores y escalando solo si es necesario", explicó Bussio. Esto también se aplica al cáncer de cuello uterino, donde muchas veces se pueden tratar lesiones precancerosas sin necesidad de una histerectomía, mediante procedimientos como la biopsia ampliada, que permite extirpar la lesión sin remover órganos completos.

La importancia de una vida saludable

Uno de los mensajes más fuertes de la doctora Bussio fue la relación entre el estilo de vida y la prevención del cáncer. "El sobrepeso y el estrés crónico son factores que predisponen a un estado proinflamatorio en el cuerpo, lo que puede favorecer la aparición de mutaciones celulares y, eventualmente, enfermedades oncológicas", explicó.

El estrés crónico, aclaró, no se refiere solo a eventos puntuales como una discusión o una situación económica difícil, sino a pequeños factores diarios que el cuerpo percibe como estresantes. "No dormir ocho horas al día, tener una mala alimentación, o ser periodista o médico, por ejemplo", señaló Bussio, con humor. "Todo esto genera una liberación continua de cortisol, una hormona que desregula los ejes hormonales y contribuye al aumento de peso, lo que a su vez genera un ambiente propicio para el desarrollo de enfermedades",

Bussio también subrayó la importancia de una alimentación rica en probióticos y prebióticos, que favorecen una microbiota saludable. "Una microbiota vaginal sana puede acelerar la eliminación del virus del HPV y reducir el riesgo de cáncer de cuello uterino", explicó. También recomendó evitar los disruptores endócrinos, presentes en productos como plásticos y cosméticos, que pueden alterar los niveles hormonales y aumentar el riesgo de enfermedades.

*Conocé todas las actividades programadas por la Fundación Intecnus en el Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama en www.instagram.com/fundacionintecnus 

*La entrevista completa:

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